28 abr 2014

Su fantasma.





Así suenan mis dias, mis horas, y lo más importante mis noches sin ella, a frío, incertidumbre y a silencio, un silencio sobrecogedor en el que apenas se aprecian los ruidos de la madera crujiendo bajo mis pies descalzos, mientras paseo inquieto por esta casa, tan vacía como llena de fantasmas.
A veces al girarme la veo apoyada en el marco de la puerta de la cocina, el pelo recogido en un moño desorndenado pero irresistible que deja ver su esbelto y delicado cuello, y su café en mano, a veces la veo con mi camisa puesta otras sin ella. 
En veladas como esta, en las que el maldito sueño no se digna a venir la observo sentarse a mi lado en este sofá viejo, y le enciendo ese último cigarrillo, mientras fumo a su lado y me consumo a la vez que su recuerdo me sonrie en tanto que me besa con los ojos.

 Pero desaparece. 




Todo se reduce a estas cuatro paredes que han escuchado, visto y presenciado demasiado. Volvimos a lo mismo a no llamarnos a deshoras y a extrañarnos demasiado. Esa manía nuestra de no querernos lo suficiente y de dejarnos escapar al mínimo movimiento.
Siempre dando vueltas a los mismos temas, siendo elusivos y cobardes como dos malditos niños indecisos.
Nos queríamos a medias, a ratos, de manera pausada y malamente.Somos un amor de invierno. Somos un estrepitoso fracaso con ansias de truinfar, sobre el "no se puede", supongo que se debe al hecho de que a veces escuchamos por ahí que las reglas están para romperlas, y como somos expertos en rompernos, creemos ser capaces de romper lo demás. Ilusos ese es nuestro nombre, dejando siempre a medias lo que no ha comenzado, dejando las palabras de lado, llenamos de silencios los recuerdos que un día no hacían más que hablar y los ignoramos para que no duelan cuando el reloj marca la media noche, de vez en cuando no lo hacen otras en cambio arrasan con todo. 
Nosotros nos tocabamos sin mirarnos por miedo a sentir, por que hacer el amor es muy serio, y aquí somos más de estar siempre en el campo de batalla, con una botella en la mano izquierda y un cigarrillo en la contraria, no es la mejor municion pero es lo único que nos quedaba...

Tendré que dormir, a ver si terminas por desaperecer de una vez mujer.



2 comentarios:

  1. No había visto que habías publicado esta entrada :O
    Es difícil cumplir la promesa de no enamorarse, porque una vez comienzas a echar de menos a esa persona que está ausente, es que ya sientes por ella. Nos gusta jugar con fuego, y parece que la consecuencia de quemarnos nos parece impensable cuando iniciamos el juego...
    ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

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  2. ahhh me encantó! Menos mal que recuperé tu blog,ya que no tengo perfil de google,y no podía agradecer tu comentario en mi blog! Te seguiré por aquí! Un beso

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